La crisis del 1960 marcó el inicio del fin de la dictadura de Trujillo.
Durante las primeras semanas de febrero de 1960, la crisis que llevó a la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo se intensificó. Las sanciones diplomáticas, el distanciamiento de la Iglesia católica y el descubrimiento de conspiraciones en su contra marcaron el principio del fin de su régimen de 30 años.
Todo comenzó a finales de enero y principios de febrero, cuando la Iglesia católica, representada por el obispo Octavio Beras, rompió públicamente su relación con la dictadura. Desde los púlpitos, sacerdotes denunciaban las torturas y represión contra los opositores.El 25 de enero de 1960, la Iglesia emitió una carta pastoral en la que condenaba al gobierno y exigía la libertad de los presos políticos. Este documento fue firmado por el arzobispo Ricardo Pittini, Octavio Beras, Hugo Eduardo Polanco Brito, Francisco Panal, Juan Félix Pepén y Thomas Reilly, obispo de San Juan de la Maguana.
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Paralelamente, el Servicio de Inteligencia Militar de Trujillo descubrió una conspiración liderada por Manuel Aurelio Tavárez Justo, lo que resultó en el arresto de aproximadamente 2,000 personas en todo el país, la mayoría jóvenes.En medio de la creciente presión, el 3 de agosto de 1960, el presidente Héctor Bienvenido Trujillo fue forzado a renunciar, dejando en su lugar al vicepresidente Joaquín Balaguer. Esta maniobra buscaba evitar sanciones internacionales contra la dictadura.
Sin embargo, la situación se agravó tras el atentado del 24 de junio de 1960 contra el presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, mediante una bomba de alto poder explosivo que lo dejó herido. Como consecuencia, el 21 de agosto, la Organización de Estados Americanos (OEA) impuso sanciones diplomáticas y económicas contra el régimen trujillista.Ese mismo año, el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, envió dos delegaciones para persuadir a Trujillo de abandonar el poder. La primera llegó en marzo de 1960, encabezada por el senador George Smathers y el general Mark Clark, ambos amigos del dictador, pero su oferta fue rechazada. La segunda misión diplomática viajó en mayo, liderada por William Pawley, aliado de Trujillo desde 1930, a quien el dictador le respondió tajantemente que solo dejaría el país muerto.
El 25 de noviembre de 1960, la dictadura mostró su brutalidad con el asesinato de las hermanas Mirabal en la carretera que conecta Salcedo con Puerto Plata. Este crimen indignó aún más a la población y debilitó el régimen.
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