EL PAÍS RECUERDA HOY EL 57 ANIVERSARIO DEL AJUSTICIAMIENTO DEL HOMBRE QUE IMPLANTÓ UNA DE LAS DICTADURAS MÁS CRUELES DE AMÉRICA.
El dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina no era de esos sicópatas de cárceles de poca monta, estúpidos y sin propósito, sino todo lo contrario”.
Así lo describe el psiquiatra José Miguel Gómez en su obra “Trujillo visto por un Psiquiatra”, un trabajo de investigación que abarcó tres años de entrevistas con familiares, amigos y amantes del sátrapa dominicano.
“Trujillo Molina era un tipo de antisocial diferente, pues en su personalidad llevaba consigo otros rasgos importantes como son el narcisista, histriónico, el obsesivo, paranoide, con un aprendizaje social y de influencias políticas”, sostiene el también escritor.
Además, señala que muchas de las conductas del tirano tenían el propósito de estar detrás del poder de las fuerzas y el dominio, por lo que se valía de cualquier medio para conseguirlo y mantenerlo, sin importar los escrúpulos.
“Trujillo era inteligente, tenía agilidad y habilidad mental, era astuto, tenía proyectos de vida, sabía lo que quería y como conseguirlo”, manifestó el especialista de la conducta. `
Gómez desarrolló el perfil del dictador mediante los métodos fenomenológicos y del desarrollo biográfico de la curva vital, así como del desarrollo infanto-adolescente de la vida del “Jefe”.
También dice reconocer las habilidades de Juan Bosch y Joaquín Balaguer para hacer algunas descripciones de la personalidad de Trujillo, sin ninguno de los dos ser psiquiatras.
El antisocial
Su impulsividad, los cambios de humores y emociones, mas su pobreza efectiva y carencia visceral de amor sin vínculos, lo llevaron a asesinar a funcionarios, amigos que le habían servido, a vivirle sus mujeres y sus hijas y luego decirlo.
Gómez expresa que Trujillo podía un día exaltar y elogiar a cercanos, y al otro día desacreditarlo en el llamado Foro Público.
“Esa falta de sentimientos, esa frialdad cadavérica, como a todo antisocial, le permitía comer y tragar tranquilo; saber que asesinaban a (Ramón) Marrero Aristy y a Virgilio Martínez Reyna y a su esposa embarazada, y acudir a dar el pésame como si nada. Así era Trujillo; así se comportan los antisociales”, indica.
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